miércoles, 4 de enero de 2012

Ciudad Eterna -Gráficos y Tecnología-
Algo lejos queda la época en la que Assassin's Creed era la franquicia más avanzada en lo visual dentro del mundillo de los videojuegos, sin embargo la saga de Ubisoft sigue demostrando un buen gusto en lo artístico y una pasmosa demostración de potencial a la hora de hacer gala de un rigor histórico en el que no encuentran competidor.

El motor gráfico Scimitar, antiguo Anvil, continúa manifestando una tremenda fortaleza a la hora de renderizar con enorme calidad y detalle grandes cantidades de personajes en pantalla y un detalle fantástico en construcciones con una distancia de dibujado muy respetable. No obstante, y ahí está el verdadero problema del juego en lo tecnológico, empieza a hacer gala de algunas incidencias que cada vez tienen más peso en la experiencia visual. Éstas son más notorias en la versión de PlayStation 3 que en la de Xbox 360, pero lo cierto es que ninguna de las dos ediciones escapan a algunas sombras que tenemos que recalcar.

En lo positivo las físicas siguen siendo buenas, las técnicas de iluminación sensiblemente más trabajadas que en entregas anteriores con unos resultados maravillosos, y el número de animaciones se ha visto ampliado en cuanto al número de ejecuciones y acrobacias, y todas ellas gozan del mismo nivel de acabado tan fantástico e hiperrealista como la franquicia nos ha tenido acostumbrados desde sus comienzos.

Las monturas aportan muchas posibilidades a las misiones, 
especialmente por el hecho de que ahora podemos cabalgar dentro de las 
ciudades.
Las monturas aportan muchas posibilidades a las misiones, especialmente por el hecho de que ahora podemos cabalgar dentro de las ciudades.
Por lo que respecta a lo negativo hay que recalcar que la tasa de imágenes por segundo es estable en Xbox 360, aunque algo más caprichosa en la consola de Sony. La sincronía vertical y el popping, dibujado tardío de elementos en pantalla, son dos elementos que no escapan a ninguna de las dos ediciones; aunque la segunda característica parece algo más notoria en esta entrega que en las anteriores debido a la sensible ampliación de la distancia de dibujado y del detalle de los edificios que aparecen en pantalla.

El descomunal tamaño de Roma, de hecho, es uno de los grandes titulares que nos deja La Hermandad, y que repercute en un sentido de las dimensiones del juego que ayuda mucho a mejorar su profundidad e inmersión. No tiene precio encaramarnos a una torre y ver cómo en el horizonte se dibuja el majestuoso Coliseo, el acueducto o cualquiera de las inconmensurables construcciones romanas que salpicaban sus calles.

Y es que la ciudad es una de las verdaderas protagonistas del título, y ofrece el trabajo de mapeado más brillante que la saga nos ha regalado hasta ahora. La orografía tremendamente cuidada de Roma libera al título de las zonas únicamente llanas que tenía hasta ahora, haciendo de la Ciudad Eterna un lugar en el que hay barrios erigidos sobre montañas, otros en llanuras y todo con un sentido del relieve y la tridimensionalidad del escenario que hasta ahora la franquicia no había comenzado a explotar como debería, y que benefician al videojuego no sólo en lo estético sino también definitivamente en lo jugable.

La posibilidad de robar el arma a un enemigo, recogida de la 
secuela, o la de pegarle una patada o desarmarlo con hábil movimiento 
enriquecen muy mucho los combates.
La posibilidad de robar el arma a un enemigo, recogida de la secuela, o la de pegarle una patada o desarmarlo con hábil movimiento enriquecen muy mucho los combates.
La ejecución artística, es por lo tanto, impecable, con un trabajo de documentación tras de sí sencillamente formidable. El modelado de personajes y construcciones vuelve a ser fantástico, y a pesar de que todavía hay que hacer algunas observaciones sobre la calidad de los rostros en los primeros planos de las cinemáticas, en esta ocasión han mejorado mucho con respecto al aspecto que presentaban en Assassin's Creed II, no sólo en cuanto a carga poligonal sino también en lo tocante a su expresividad.

El sonido, por último, vuelve a presentar un aspecto tan brillante como es costumbre en la franquicia. Hemos detectado algunos problemas con algunas frases de interlocutores que se repiten en demasía en determinadas escenas (en algún combate del comienzo de la aventura resultó de lo más molesto), aunque será algo que seguramente se solventará con algún parche. No obstante por lo demás el resultado es sobresaliente: El doblaje a nuestro idioma es francamente bueno, probablemente el mejor de la trilogía, la banda sonora fantástica y los efectos de audio cumplen su cometido con la habitual eficacia de la franquicia.

Una Daga en la Manga -Conclusiones-
A pesar de lo que cabría pronosticar con un lanzamiento tan cercano al de Assassin's Creed II, lo cierto es que La Hermandad ha cumplido con los brillantes estándares que hasta ahora viene acumulando la saga. Se trata de un videojuego maravilloso en todos los aspectos, de gran duración, con un notable componente innovador y con unos apartados visuales a la altura de lo que un videojuego Triple-A viene demandando en la Next-Gen.

A nivel rejugable el hecho de añadir metas secundarias para todas y cada una de las misiones aporta un componente de rejugabilidad al conjunto realmente fantástico. El ansia de superarse a sí mismo y mejorar nuestros registros, o cumplir todos los encargos alternativos será un fantástico acicate para volver a superar las misiones las veces que haga falta y obtener la denominada "Sincronización Total". Además, y para volver a motivar al usuario a hacer uso de la exploración, vuelven las plumas así como los estandartes, de los Borgia por ejemplo hay más de un centenar, así como la presencia de las clásicas misiones secundarias de la saga, que no se salen ni un ápice de lo que cabría esperar de ellas.

El Arlequín es uno de los personajes del multijugador disponibles 
para el usuario. Es también uno de los bloqueados, para liberarlo 
deberemos introducir un código que se adjunta en el juego.
El Arlequín es uno de los personajes del multijugador disponibles para el usuario. Es también uno de los bloqueados, para liberarlo deberemos introducir un código que se adjunta en el juego.
La mayor polémica reside en si es la innovación suficientemente acusada como para justificar una nueva entrega de las series. La respuesta debe ser afirmativa, aunque con matices. La inclusión del multijugador es un formidable avance, está claro, y su fórmula es la más acertada que podría extraerse de un concepto tan cerrado como el de Assassin's Creed. No obstante su interés es contenido, y nos da la impresión de que determinado perfil de aficionados puede cansarse a medio plazo del esquema encorsetado que oferta Ubisoft dentro de la experiencia on-line. Hay algunas adiciones a la campaña de razonable interés como los caballos en interiores o el concepto de hermandad, pero unas y otras son más matices que incorporaciones verdaderamente revolucionarias, y tampoco ayuda a su valoración en este sentido el hecho de no haber cambiado de época, de ambientación, de personajes protagonistas ni de dinámicas jugables.

Por otra parte todo lo que se refiere a la propia hermandad que gestionaremos está tremendamente bien implementado, y aunque simple, da la sensación de encajar a la perfección con las dinámicas jugables del título. Todo se gestiona desde cómodos menús donde podemos enviar a nuestros hombres a diferentes encargos para obtener recompensas monetarias, y también para obtener experiencia que invertiremos en sus diferentes mejoras de habilidad que nos podrán venir muy bien cuando reclamemos sus servicios en las misiones que protagonicemos nosotros. Un sistema de progresión y personalización de nuestros hombres que se gestiona con palomas mensajeras y que, pese a que no vemos físicamente cómo se desarrolla, resulta adictivo y proporciona un plus de profundidad al juego que es francamente bienvenido.

Assassin’s Creed: La Hermandad, en definitiva, es una cita ineludible para cualquier fan del género de acción/aventuras que tan poco se está cultivando en esta generación de videoconsolas, especialmente si hace referencia a épocas históricas. Su calidad es incuestionable, y la antaño criticada falta de variedad de su propuesta continúa alimentándose de variedad y diversidad en su fórmula con diferentes actividades alternativas y elementos novedosos que añaden un componente muy serio de profundidad y pluralidad.

Valoración de Assassin’s Creed: La Hermandad
La Hermandad es un nuevo triunfo para la saga Assassin's Creed. La incuestionable calidad de la franquicia se ve apuntalada en esta ocasión por un pulido jugable sin parangón y por la adición de algunos elementos de interés como el multijugador, destinado a ampliar su vida útil. Un videojuego memorable que no debe faltar en la colección de ningún aficionado y que mantiene a la IP como una de las más en forma en la Next-Gen.
 

Assassin’s Creed: La Hermandad





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